El otro día me improvisé esta receta y ha dado lugar a uno de mis mejores inventos culinarios. Inspirándome en sus primos hermanos, los raviolis de calabacín, y aprovechando lo que tenía por casa, hice estos raviolis de pepino rellenos de tartar de salmón que quitan el sentido.
Porque no todo en verano tienen que ser gazpachos y ensaladas (bueno, aunque yo no me quejaría).
Porque se prepara en un minuto (bueno, venga, cinco).
Porque si se lo haces a quien te venga a visitar a casa no va a querer irse nunca (bueno, esto no sé si es una ventaja).
BUENO, QUE ES UNA SANTA MARAVILLA, tú hazme caso y ve a comprar salmón. Y apunta:
INGREDIENTES, para 20 raviolis
- 2 pepinos largos (ecológicos si vais a comerlos con piel)
- 300gr de salmón fresco
- 100gr de queso cottage light
- 2 cucharadas de aceite
- 2 cucharadas de salsa de soja sin gluten
MODO DE PREPARACIÓN
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Quitar las espinas y la piel al salmón si los tuviese. Cortar en dados pequeños y aliñarlos en un bowl con el aceite y la salsa de soja. No hace falta añadir sal.
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Laminar los pepinos con la ayuda de un pelapatatas hasta conseguir cintas de unos 3-4 dedos de ancho. Cuidado con los pepinos cortos que sino os saldrán los raviolis más pequeños, mejor comprar pepinos grandes.
- Extender 4 tiras de pepino en forma de cruz, dos en vertical y dos en horizontal como en las fotos de abajo. Poner una cucharada generosa del relleno en la mitad y cerrar el ravioli.
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Servir cada ravioli con una cucharadita de queso cottage y un taquito de salmón.
Los primos hermanos:
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